Amamos a Jesús porque conocemos y creemos profundamente en su persona y obra. No solo conocemos y creemos en Jesús, sino que nos comprometemos a seguir a Jesús durante toda la vida por el poder del Espíritu Santo.

Vivimos como Jesús a medida que aprendemos cómo dejar el pecado y caminar en Su justicia por el poder del Espíritu. No nos preocupa simplemente el camino hacia el Reino, sino el camino del Reino (es decir, las 8 bienaventuranzas, el fruto del Espíritu Santo, la justicia personal y social)

Llevamos a otros a Jesús cuando invitamos a otros a amar y vivir como Jesús. Nos damos cuenta de que hay personas espiritualmente en bancarrota sin Jesús a nuestro alrededor. Esta comprensión nos obliga a compartir y mostrar apasionadamente el amor de Jesús en nuestros hogares, vecindarios, ciudades y naciones.